Esta es la razón por la que pienso que a medida que el neoliberalismo desaparece en la distancia y que el postmodernismo se diluye como filosofía cultural, veremos el resurgimiento de un programa político eficaz de transformación que nos permitirá, al menos, intentar conseguir una sociedad decente, que incluya a todo el mundo y que opere a escala global, donde todos podremos ver hacia donde vamos y en la que, podamos ser tan realistas como al mismo tiempo utópicos.
Anthony Giddens(1)

 

1. Introducción: La Sociedad No Asegurada

Globalización, complejidad societal, diferenciación y expansión de los riesgos constituyen aspectos fundamentales del sistema social moderno que deben ser considerados para poder realizar las observaciones y distinciones necesarias que permitan dar cuenta en forma adecuada de los actuales procesos de cambio.

Ganar en indiferencia con respecto de la perspectiva que nos acerca a explicar la autonomización de los sistemas sociales -como las antes referidas- puede ocasionar no hacer visibles y comprensibles los desajustes que se provocan entre subjetividad y sistemas sociales en la sociedad del riesgo y, por ende, no lograr analizar los requerimientos de complementariedad que demanda la vida social moderna, la cual es crucial para la seguridad humana en la modernidad.

La sociedad de fin de siglo caracterizada por una modernización que se expresa en una creciente monetarización, complejización societal y creciente revolución tecnológica, no supone homogenización y seguridad global. Más bien la sociedad moderna se explica en la diferenciación funcional (2), en sus incertidumbres y en la coexistencia de la expansión de las opciones y de los riesgos (3).

Modernas observaciones nos señalan la existencia de una sensación de fragilidad y de malestar hacia el sistema que se genera en la llamada segunda modernidad; la falta de confianza estaría asociada a una percepción de parte de la población respecto de que esos sistemas distribuyen de manera desigual las oportunidades y los riesgos. Y por tanto, existe el peligro que los frutos del desarrollo no puedan ser distribuidos equitativamente.

Tales temores no son infundados, ya que la globalización (4) y la revolución científica-tecnológica impacta desigualmente en los países y en las regiones al expandir los riesgos, constituyéndose en otra variable significativa para dimensionar adecuadamente los procesos crecientes de exclusión e inequidad social que se observan en las economías emergentes y en sus territorios.

Chile y la Región de los Lagos no escapan a las situaciones de riesgo y temores que desata la era global. Un estudio reciente sobre la sociedad chilena (5) señalaba las contradicciones y paradojas que genera el proceso de modernidad llevado adelante en los últimos años en el país. Se concluye que, a pesar de los mecanismos de seguridad que ofrecería el actual modelo de modernización, la población presenta un nivel de malestar e inseguridad que los señalan como insuficientes, generándose la percepción que la seguridad humana no tendría un nivel satisfactorio y que, además, se encontraría distribuida de manera desigual. Como diría Bech (1999), en la sociedad del riesgo, la convivencia cotidiana con el miedo y las inseguridades se convierte, tanto biográficamente como políticamente, en una clave de la civilización.

Sabemos que los logros económicos y sociales en la última década han sido particularmente exitosos, pudiendo el país exhibir no sólo indicadores macroeconómicos positivos sino, también, significativos avances en la disminución de la población en situación de pobreza e indigencia. Todo ello, porque en la estructuración de la agenda político-institucional (6) nacional y regional de los gobiernos democráticos el problema del desarrollo social ha ocupado un lugar de relevancia, generando, en consecuencia, innovadoras orientaciones para impulsar una política social (7) que desde 1990 asumió como desafío estratégico superar las alarmantes condiciones de pobreza y exclusión que se heredaba luego de casi dos décadas de régimen militar.

No hay que olvidar que en los ochenta, tanto en Chile como en el conjunto de los países latinoamericanos, la acumulación y concentración privada del capital y, sus consecuencias regresivas en los indicadores sociales, en particular, asumió la forma de lo que Vuskovics (8) denominó una estrategia de segregación. La que encuentra en el caso del Chile una expresión paradigmática, dado que al término del régimen militar la población bajo la línea de pobreza equivalía al 50% de los habitantes.

No obstante los avances modernizadores tanto en el campo social como en el económico, el estudio citado del PNUD indica que los chilenos presentan importantes niveles de inseguridad e incertidumbre respectos de la salud, educación, trabajo, previsión, aún cuando evalúan positivamente la cobertura alcanzada por estos y, que si bien las condiciones de vida personal son mejores de la que tuvieron sus padres (9), se siente que no se tiene asegurada la sociedad en que vivimos.

En este trabajo sólo pretendemos resaltar algunas de las variables sociales y económicas que en sus dinámicos vértices y contradicciones nos están señalando riesgos presentes y futuros para el desarrollo de un proyecto regional armónico, integral y equitativo de la Región de Los Lagos. Estas variables tienen como sustrato un modelo de desarrollo económico-social que viene mostrando hace un tiempo algunas grietas para enfrentar de forma más profunda el bienestar y desarrollo humano de la población regional y nacional.

La Región de Los Lagos es paradigmática en sus contradicciones. Por una parte, ha presentado un avance significativo desde el punto de vista económico a través de sectores muy dinámicos y competitivos internacionalmente. Cuenta con un sistema de gestión política regional que ha dado muestras importantes de cómo articular, coordinar y llevar a cabo significativas inversiones públicas con un sentido estratégico e impacto social y, por otra, presenta un déficit significativo a nivel de su desarrollo humano y social; lo cual pone en jaque las posibilidades que pueda tener para enfrentar competitivamente las oportunidades, exigencias y riesgos de una sociedad compleja y tecnologizada.

Por ello, nuestro acercamiento a la problemática regional va más bien por el sendero de resaltar lo significativo que puede ser para la planificación regional y social una concepción de desarrollo donde el factor clave y estratégico lo constituya lo humano por sobre cualquier otra consideración.

2. La Región de Los Lagos: Un Territorio en Proceso de Modernización Económica

La inserción económica internacional del país se ha caracterizado por ser particularmente exitosa en los últimos años, como también lo ha sido el logro de un equilibrio macroeconómico que permitió un tasa de crecimiento líder en el continente, por lo menos hasta el año 1998.

La Región de Los Lagos no ha estado ausente de los logros de la internacionalización de la economía del país, y ha generado un importante proceso de modernización productiva que le ha permitido abrir nuevos y variados mercados para sus sectores productivos más competitivos.

La participación de la economía regional en los mercados globalizados, en el último tiempo, ha permitido cambiar la configuración productiva de la región. Dado que su perfil productivo se caracteriza actualmente por orientarse a sectores vinculados a la actividad exportadora, como la acuícola-pesquera y forestal con mayor o menor valor agregado, y, por otra parte, al mercado nacional, como la producción de leche y carne.

Un estudio de 1996 (10) señalaba -a partir de un análisis de la evolución del producto por regiones para un período de treinta años- que las regiones X y XII tuvieron un crecimiento relativo menor que el promedio del país por el hecho de que, a pesar de haber partido con una especialización adecuada en sectores de rápido crecimiento, ello fue contrarrestado por una competitividad sectorial menor que en otras regiones que generan el mismo tipo de producción. Se reconocía, en consecuencia, que para el período 1985-1992 el Producto Interno Bruto regional logró crecer a una tasa promedio anual del 5,9%, menor que el promedio nacional que alcanza al 7,0% aproximadamente.

Los noventa trajeron mejorías importantes en el dinamismo económico regional -a pesar de que la región participa sólo de un 4,1% del Producto Interno Bruto Nacional- de hecho el PIB regional ha crecido a una tasa promedio superior (7,45%) al PIB nacional regionalizado (7,0%) entre los años 1990 y 1997 (11).

Sectores de su economía como pesca y forestal, orientados principalmente al mercado externo, muestran una importante participación en las exportaciones totales nacionales (5,1% 1997) (12). Por su parte, el sector agropecuario, que reúne entre otros subsectores al ganadero, incluye productos como la leche y la carne que poseen gran participación en le mercado nacional (65% y 35% de la producción respectivamente). Servicios personales y servicios financieros contribuyen con un 8% respectivamente; construcción representa un 7%, y transporte y comunicaciones con el 6% del PIB regional (13). Los sectores con mayor crecimiento entre los años 1990-1995 son Electricidad, Gas y Agua (158%); Pesca (136%) y Servicios Financieros (71%).

Es el sector Pesca (salmonicultura) el que desde 1995 representa el rubro productivo de mayor valor en la economía regional. El sector creció un 35% el año 1996 respecto de 1995, llegando a representar aproximadamente el 38% del total de país (14).

Por su parte las exportaciones regionales que se han basado preferentemente en la extracción y explotación de materias primas alcanzaron los US$ 914 millones el año 1998, esto equivale a incrementar la participación al 6,2% del total del país.

La estructura económica de las exportaciones regionales está liderada por la industria de la salmonicultura, la pesca extractiva, la explotación de bosques y la industria de la madera.

Los principales continentes de destino de las exportaciones de la región fueron Asia (46,1%), América (42%), Europa (11,3%), Oceanía (0,5%) y otros (0,1%). Siendo Japón el que ocupa el primer lugar con un 44%, seguido de los Estados Unidos con un 34% (respecto de países de destino de las exportaciones).

Por otra parte, la inversión extranjera materializada en la región alcanzó los US$ 235 millones en el período 1990-98 representando un 1,1% del total de la inversión extranjera en el período. En otras palabras, desde el punto de vista del destino de las inversiones extranjeras, la Región de Los Lagos tiene una importancia menor. En el año 1997, la inversión extranjera en la región llegó a los US$ 37 millones, equivalente al 0,7% del total nacional.

A pesar de los escenarios turbulentos que ha tenido que enfrentar la economía nacional en el último año, las proyecciones para la economía regional tienden a ser favorables, particularmente para aquellos sectores que han logrado insertarse competitivamente en los mercados internacionales. Es el caso del sector salmonero, del cual se espera se incremente en un 10% la producción y exportación con una mayor incorporación de valor agregado. Equivalente situación se proyecta para algunas exportaciones forestales (pino radiata y eucaliptus) y para parte del sector lechero que presenta mayor eficiencia productiva.

Respecto de la explotación comercial y consumo energético del bosque nativo, hay que señalar que -de acuerdo a cifras entregadas por el Instituto Forestal para el año 1997- de un total de 5,3 millones de metros cúbicos de madera nativa cosechada, casi un 70% se consumió como leña, tanto a nivel residencial como industrial. El porcentaje exportado a los mercados internacionales sería cercano a un millón de metros cúbicos.

La explotación del bosque nativo constituye un tema relevante en la discusión sobre un proyecto regional que tenga como objetivo estratégico lograr un verdadero desarrollo sustentable. El debate que se ha mantenido en los últimos años en torno, por una parte, de las acciones conservacionistas de Douglas Tomkins y del impacto futuro que tendría para la región el desarrollo de megaproyectos forestales-industriales como el polémico "Cascada-Chile", por otra, nos advierte sobre una cierta distancia entre la agenda política de la región y la agenda pública de la sociedad civil. No hay duda que existen posiciones contrapuestas entre la visión gubernamental del desarrollo económico regional y aquellas posiciones que, desde parte del mundo universitario y de organizaciones ambientalistas y ciudadanas, alertan sobre los riesgos de la implementación de estos proyectos en un sistema ambiental regional catalogado como frágil.

Dicho estado de cosas pone en evidencia la urgencia por contar con una propuesta estratégica del tipo de desarrollo al que esta región debe apostar en el mediano y largo plazo. La alarmante disminución del bosque nativo en la región y las limitadas capacidades regulatorias y fiscalizadoras que presenta el aparato público regional para enfrentar el desarrollo de megaproyectos en éste ámbito y, del mismo modo, la ausencia de propuestas claras en torno a contar en el mediano plazo con alternativas para sustituir el consumo de bosque nativo para fines energéticos, deberían ser razones suficientes para que la agenda política se abra y tenga resonancia sobre las comunicaciones que parte importante de la sociedad regional está generando sobre la necesidad de ahondar en una discusión seria sobre medio ambiente y desarrollo económico regional.

La Encuesta MORI levantada en 1998 en la región entrega interesantes datos que no pueden ser obviados: la muestra estudiada dio prioridad al medio ambiente (85%) en desmedro del desarrollo económico (15%) y consideró que los dos problemas mediambientales más importantes que deben ser enfrentados a la brevedad son la contaminación de los lagos (50%) y la tala de bosques (37%). Tal preocupación de la población no es desmedida, más bien se acompaña de una creciente percepción respecto a que el dinamismo que presentan algunos sectores de la economía regional impactan negativamente en la sustentabilidad ambiental.

De la misma forma, se asoman cada vez con más claridad las contradicciones de los procesos de modernización, pues contrastan frente a los dinámicos crecimientos de puntuales sectores otros segmentos significativos de la región que se han caracterizan por una suerte de estancamiento, y en algunos casos, en un empeoramiento de sus factores productivos y competitivos. Particularmente difícil se observa la situación actual y futura de los pequeños agricultores y de los pescadores artesanales. En éstos últimos sectores, 13 mil de un total de 16 mil personas encuentran su fuente de sustento en recursos en proceso rápido de agotamiento.

Hay que señalar que una variable significativa que ayuda explicar algunas de las limitaciones estructurales que presenta la región para lograr niveles de competitividad mayor y disminuir algunas de sus disparidades intrarregionales es su alta ruralidad, la cual define una de sus características básicas. La tasa de población rural alcanza a un 38,9%, en cambio la del país llega un 16,5% (15).

La condición de ruralidad de la región, sumada a los requerimientos por lograr una mano de obra más calificada de la fuerza de trabajo y a la necesidad de potenciar las capacidades empresariales y productivas de las micro, pequeñas y medianas empresas, nos abren coordenadas interpretativas importantes para abordar el desarrollo regional y, especialmente, constituyen variables claves que nos acercan a la comprensión de la situación de bienestar social y desarrollo humano de la población regional. Es en este punto estratégico en que observamos el núcleo sustantivo que ayuda a explicar las fuertes contradicciones y desigualdades que presenta la región en su desarrollo global, afectando con ello no sólo su competitividad sino, también, el imaginar una situación de vida en que la igualdad de oportunidades se haga real para todos los habitantes del territorio.

3. Debilidades de la Modernización Regional: Pobreza y Desarrollo Humano

3.1 Pobreza Regional

El reconocimiento sobre los límites del modelo económico global y sus aplicaciones en América Latina han sido reconocidos por prominentes figuras desde dentro del mismo paradigma. Es el caso de Fukuyama, quien destaca los contrastes de un crecimiento económico razonable en algunos países de la región y una mala distribución de la riqueza generada, sosteniendo que un paso trascendental para avanzar en la equidad y el desarrollo social está ligado a lograr una mayor igualdad frente a los salarios y la educación. Para ello se debe contar con una sabia mezcla de sector privado y sector público, que regule y distribuya, en cierta medida, los recursos (16).

Hay que tener presente que la globalización, en su dimensión económica, se trata de un escenario desnivelado que en su propia configuración favorece más a algunos actores que a otros, y que sesga la distribución inicial de recursos y las probabilidades de éxitos y fracasos. Particularmente cuando ella se ha interpretado como una modernidad mercadocéntrica, como ha sido el caso de América Latina en las últimas dos décadas. Existe evidencia que la gran mayoría de los países de la región una persistencia e incluso un agravamiento de las disparidades socio-económicas y educativas, crecimiento de la pobreza, cifras récord de desempleo y subempleo, aumento de la inequidad en la distribución de los ingresos, entre otros factores. Es una modernidad, como afirma Giddens (17), que produce diferencia, exclusión y marginalización.

La política de crecimiento con equidad (18) impulsada por los gobiernos democráticos en Chile ha tenido como finalidad enfrentar la estrategia de segregación que caracterizó una política económica neoliberal en el país que, si bien logró importantes indicadores macroeconómicos, entregó el nefasto balance de un país con cinco millones de pobres hacia 1990. En consecuencia, la política social implementada en los últimos años ha tenido como uno de sus objetivos estratégicos evitar seguir avanzando por el sendero de un crecimiento empobrecedor, como ha sido la tónica en muchos países subdesarrollados en los años recientes.

Los logros de tal estrategia social pública son muchos y variados. El país ha logrado bajar drásticamente los porcentajes de población en situación de pobreza y abrir un abanico relevante de oportunidades para el mejoramiento integral de la calidad de vida de los amplios sectores sociales. Todo ello apoyado por una nueva institucionalidad pública social, la que ha materializado sus iniciativas apoyadas en una fuerte inversión social, eficientemente focalizado, a través de un innovador proceso de descentralización político - administrativa; el cual está permitiendo incorporar a los gobiernos regionales y locales en la definición de sus proyectos estratégicos de desarrollo.

Estos avances en materia decisional regional y local presentan un conjunto de limitaciones que de no ser resueltas conspirarán fuertemente con la posibilidad de establecer un sistema tecno-político (19) eficiente y pertinente para tomar decisiones en el marco de una visión de desarrollo regional integral. De hecho, la región carece de un sistema de planificación regional que permita coordinar eficientemente las decisiones de inversión sectorial en el marco del proyecto-región. Los intentos por configurar un sistema de decisiones mediatizado por una visión estratégica del desarrollo regional y local han estado, en primer lugar, limitado por un sistema político que funda sus acciones en el corto plazo. En segundo lugar, los instrumentos de planificación que han sido elaborados a nivel regional y local no son percibidos como "guías de navegación" y por tanto, de ellos no se han desprendido directrices sustantivas para romper la sectorialización extrema que presenta el decidir regional (20). En tercer lugar, el aparato público presenta déficits significativos de equipos técnicos que permitan consolidar un diálogo transversal e intersectorial sobre el desarrollo regional. Las posibilidades de avanzar de un profesional sectorial a un profesional estratega siguen estando estancadas, dada la naturaleza y características de gestión y cultura pública que hace primar las visiones parciales por aquellas que insisten en lograr -en la diferencia- visiones sinergizadas e interdisciplinarias.

No obstante las limitaciones señaladas la Región de los Lagos no ha estado excluida de logros importantes en superación de la pobreza y mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. Las grandes e importantes inversiones públicas realizadas en las últimas décadas, dan cuenta de la magnitud del esfuerzo llevado a cabo y de los logros alcanzados. Aún cuando creemos que éstos pueden ser mayores en la medida que se logre mejorar lo que Matus llama el procesamiento tecno-político de los problemas mediante la profundización y puesta en práctica de una planificación y gestión estratégica moderna.

El total de los recursos invertidos en la región durante 1998 alcanzó la cifra de $ 95.185.400 millones de pesos. Por su parte , la inversión regional ha tenido un crecimiento sostenido, multiplicándose de manera significativa el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).

Cuadro Nº1: Inversión Pública Regional 1990 -1999

 

1990

1999

FNDR

3.401.635

17.667.892

Min. Interior

1.494.380

2.992.323

Municipal

3.076.393

7.500.000

Sectorial

21.899.795

66.627.057

TOTAL

29.872.203

94.787.272

Fuente: Departamento de Inversiones, Gobierno Regional Los Lagos 1999.

En lo que respecta al Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) presenta una evolución muy positiva en materia de volumen de recursos disponibles para ejecutar los proyectos sociales que la región ha priorizado en el marco de su estrategia de desarrollo. Destacable es el hecho, por ejemplo, que en los últimos años el Gobierno Regional ha destinado en promedio el 45% ó 43% del FNDR al sector Educación (21).

Como corolario de toda la estrategia regional social encontramos a una región con una sostenida disminución de su población bajo la línea de pobreza. No cabe duda que la situación de pobreza en la Región de Los Lagos ha variado radicalmente en la última década. Así los indican los resultados entregados por la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) de 1987 a 1998.

Gráfico Nº1: Evolución de la pobreza regional (1987 -1998)

haefner01_400

Fuente: SERPLAC, Región de Los Lagos, 1999

En la Región de Los Lagos para el año 1990, el porcentaje de la población en situación de pobreza era de un 40,1% y la indigencia alcanzaba un 13,38%. Para el año 1992 la pobreza disminuyó a un 34,16% al igual que los indigentes a un 9,47%. En 1994 la pobreza disminuye levemente, la cual alcanzó un 32,41% y la de indigencia un 8,96%. Para el año 1996, el porcentaje de pobreza alcanza un 32,18%, y en el caso de los indigentes correspondió a un 7,71%. Esto significa que, entre 1990-1996 en la Región de Los Lagos 47.367 personas dejaron de ser pobres.

Si comparamos la situación de pobreza en la Región de Los Lagos entre el año 1994 -1996, se observa que en este periodo no ha habido grandes cambios, presentando una leve disminución 0,2%, y la situación de indigencia disminuye en un 1,25% (22).

La Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) de 1998 nos señala que entre 1996 y 1998, en once de las trece regiones del país disminuyó el porcentaje de población pobre, en rangos que van desde 7,1 puntos porcentuales en la XI región a 1,6 puntos en la VIII y XII regiones. Por su parte, el porcentaje de población indigente se redujo, aunque en menor medida, en todas las regiones, con excepción de la X y la región Metropolitana (23).

En definitiva, los resultados de la citada fuente señalan que en la región de los Lagos sigue persistiendo un 8,7 % de indigentes y un 29,4 % de pobres, lo que equivale a un total de 88.200 y 298.000 personas respectivamente.

Con cierta coincidencia con la tendencia que nos señala la encuesta CASEN 98, un reciente trabajo del Gobierno Regional (24) entrega valiosos datos respecto a la configuración territorial-local de la indigencia a partir de la aplicación de la ficha de estratificación social CAS-2. Se considera que la información obtenida por medio de este instrumento es un interesante indicador para aproximarse a la situación de indigencia regional, dado que es la única fuente que tiene desagregada la información a nivel de las 42 comunas de la región, y que considera alrededor de un 55% de su población.

Dicha información indica que la Región de Los Lagos, está constituida por 65.635 personas (6,44%) indigentes con puntajes CAS inferiores a 450 puntos y 327.210 personas (32,1%) pobres con puntajes CAS entre 451 y 550 puntos.

La provincia con mayor población en situación de indigencia, corresponde mayoritariamente a Llanquihue con 20.319 personas, lo que corresponde a un 6,8% respecto de la población total de la región. Así también las provincias de Valdivia 19.959 personas (5,68%), Chiloé 11.950 personas (8,11%), Osorno 11.665 personas (5,25%) y Palena con 1.742 personas. (8.59%) presentan población en situación de indigencia.

Respecto de la situación de Indigencia Comunal, se observa que las Comunas de Corral, Panguipulli, Lago Ranco, San Pablo, San Juan de la Costa, Calbuco, Maullin, Los Muermos, Quemchi, Curaco de Velez, Quinchao, Queilen y Palena presentan porcentajes de indigencia superiores a un 10%.

La pobreza regional aparece vinculada directamente a las características de algunas áreas específicas del territorio. De hecho, observamos en extensas áreas de la cordillera de la Costa y de la Precondillera Andina a una población con bajo nivel de escolaridad, capacitación, graves problemas de saneamiento de títulos y con -todavía- importantes vacíos de cobertura de agua potable y electrificación.

Los focos de pobreza urbana se identifican claramente con la existencia de importantes asentamientos precarios en la periferia de las grandes ciudades; en los últimos años ha habido una inversión importante para resolver este grave problema a través del Programa Chile-Barrio. Más allá de la inversión realizada, no se cuenta con una evaluación ex-post que nos permita visualizar el impacto real de estas soluciones. Sin embargo, pese a la radicación o erradicación, a través del saneamiento y provisión de los servicios mínimos, persisten situaciones de carencias múltiples, fundamentalmente asociadas a la falta de capacidades para la generación autónoma de ingresos, a la falta de equipamiento, de capacitación, a la baja cobertura pre-escolar, entre otras, a los déficits de déficits en la atención primaria de salud, cuya superación permitiría la inserción de las familias al proceso de desarrollo económico y social (25).

3.2 Desarrollo Humano y Competitividad Regional

No obstante, los significativos avances en los indicadores económicos y sociales globales antes referidos; estudios que se han realizado tanto en 1996 y 1997 en torno a la competitividad de la Región de los Lagos señalan -por decir lo menos- una situación preocupante. Vale decir, a pesar de la importante inversión pública y privada de los últimos años, los indicadores económicos y sociales regionales, al ser comparados con los de otras regiones y los promedios nacionales, encontramos a una región en una posición frágil.

El informe sobre Desarrollo Humano Regionalizado de 1996 (26) señalaba que la Región de Los Lagos (y de la Araucania y del Maule) presentan una situación de desarrollo social y económico bajo el promedio nacional, a pesar del auge exportador que han ido mostrando en los últimos años. Reconociéndose que el perfil regional de estas exportaciones llamadas "no tradicionales" no necesariamente se encuentra ligado a un mayor desarrollo social, dado que en estas regiones coexisten sectores y estratos productivos de alta competitividad internacional, junto a sectores "perdedores" en una apertura internacional como la que exhibe el país.

Esto significa -se argumenta en el informe- que el crecimiento de diversas regiones, debido al desarrollo exportador, no está impactando aún en los indicadores de acceso a salud y educación: vale decir en los aspectos sociales del Desarrollo Humano, pero sí en la reducción de la pobreza. Ese es caso de la Región de Los Lagos.

El informe del índice de competitividad de 1997 considera que la competitividad es la capacidad que tienen los países, regiones y empresas para crecer en forma sostenida en un contexto de competencia globalizada. De tal modo que la competitividad regional va asociada a cuatro determinantes de las ventajas competitivas de las industrias aplicadas; estos serían los factores productivos, la demanda doméstica, las industrias relacionadas y la estructura de las empresas.

El citado informe señala una disminución en la posición de la Región de Los Lagos en el ranking del índice de competitividad global al bajar dos lugares, pasando del 9º lugar en 1996 al 11º en 1997, aunque el valor absoluto del índice muestra un aumento al pasar de 1,4 en 1996 a 1,7 en 1997 (27).

Cuadro Nº 3: Indice de Competitividad 1997

Región

Resultados Económicos

Infraestructura

Gobierno

Ciencia y Tecnología

Personas

Empresas

Recursos Naturales

R.M.

3

2

1

1

1

2

13

II

1

1

8

5

3

1

3

III

2

6

2

11

8

9

6

XII

6

5

5

9

2

7

2

I

4

3

10

10

5

6

10

IV

11

9

4

7

10

4

11

VIII

12

7

6

2

6

3

5

XI

5

8

7

12

7

13

1

V

7

4

12

3

4

8

12

VI

10

10

9

13

11

10

9

X

8

13

3

4

9

5

8

VII

9

11

11

8

13

11

7

IX

13

12

13

6

12

12

4

correl.

0.75

0.85

0.6

0.11

0.78

0.64

-0.06

Las categorías que mejoran su posición en el índice lo constituyen Gobierno, Ciencia y Tecnología y Recursos Naturales. Empeora en el ranking el índice Resultados Económicos y mantiene su posición Infraestructura, Personas y Empresas. Siendo este último la categoría que presenta mejores resultados al situarse en la posición 5. En cambio, las categoría Personas e Infraestructura ocupan los lugares 9 y 13 respectivamente.

Hay que señalar que en la categoría Infraestructura, solamente el índice capital industrial presentó un importante aumento con respecto a 1996, el resto de las variables que componen dicho índice (red vial, teléfonos, déficit habitacional, cobertura agua potable, cobertura alcantarillado) no sólo presentan disminuciones, sino que además se encuentran en niveles muy cercanos a los mínimos nacionales (28). Todo lo cual incide en forma crucial en la productividad y calidad de vida de la población regional. La categoría personas la analizaremos en forma separada para articularla con los procesos de inversión pública, superación de las condiciones de pobreza regional y desarrollo humano.

Entre los avances podemos mencionar que en el ranking personas del citado informe de Competitividad, la región se sitúa sólo en la posición Nº9 con respecto al total de regiones, en un total de las 12 variables involucradas en la construcción del índice mejoran respecto de 1996. Además, las variables agrupadas en la dimensión Educación todas mejoran su posición: el porcentaje de la prueba SIMCE aumenta casi en un 10%, la cobertura de Educación Media aumenta de 71,3% al 81,7%, la cobertura de Educación superior lo hace de 13,1% a 15,9% y los puntajes de la Prueba de Aptitud Académica registraron un aumento de 0,01 en 1996 y 0,03 en 1997.

En lo que respecta a las variables agrupadas en Fuerza de Trabajo del índice Personas, se señala un aumento de la tasa de participación de 0,4 puntos porcentuales respecto del año 1996. Situación de mejoramiento también se observa en torno a la escolaridad promedio, la aptitud de la fuerza de trabajo y respecto del número de capacitados por mil.

Sin restar importancia a estos avances, hay que señalar que al comparar variables entre regiones y con los promedios regionales la situación de competitividad de la Región de Los Lagos se deteriora en forma importante. Por ejemplo, si nos basamos en la información que se proporciona a través de los resultados de la aplicación de la Encuesta CASEN para 1998 en materia educacional encontramos que la región ocupa el último lugar en la cobertura de educación parvularia (29). De igual manera, la escolaridad promedio de los jefes de hogar pobres alcanza 5,9 años; cifra que la sitúa -junto a la región VII- en la posición final.

Respecto de la participación de la población de 0-24 años que asiste a establecimientos educacionales de la región por línea de pobreza y tipo de estudio, encontramos la siguientes situación:

Cuadro Nº 4 : Asistencia a Establecimientos Educacionales por Línea de Pobreza y Tipo de Estudio

Tipo de Estudio

Indigente

Pobre
No Indigente

No Pobre

Total

 

N

%

N

%

N

%

N

%

Preescolar

1.910

7.8

6.174

25.3

16.322

66.9

24.406

100

Básica y Bás. Dif.

19.712

11.9

51.016

30.8

94.84

57.3

165.568

100

Media

2.439

4.1

15.745

26.6

41.048

69.3

59.232

100

TOTAL

24.061

9.7

72.935

29.3

152.21

61.1

249.206

100

Fuente:MIDEPLAN, CASEN, 1996

En la relación a la competitividad de la fuerza de trabajo regional se observa que pese a los avances detectados por el Indice de 1997, existe una situación desmejorada de los ocupados. Por ejemplo, si bien la productividad de los ocupados aumentó en un 37,7% en el período 1986-1996, ésta sigue siendo 6,9 puntos inferior al promedio nacional, el cual llegó a un 44,4% (30).

La vinculación escolaridad, capacitación laboral y productividad de la fuerza de trabajo tiene hoy un carácter estratégico para el desarrollo regional y nacional. Pues estudios internacionales nos indican que se requiere de un mínimo de 12 años de escolaridad como condición para alcanzar el bienestar básico que razonablemente debe tener una familia a fines de este siglo (31).

La Región de Los Lagos esta bastante alejada de ese guarismo, lo que nos distancia del umbral de un desarrollo con más oportunidades de bienestar. Dado que la escolaridad promedio de la población mayor de 15 años (pobres - no pobres) alcanza los 8,4 años, siendo el promedio nacional de 9,7 años (32).

Lo anterior no cambia en absoluto la tendencia negativa que presenta el promedio regional de escolaridad con respecto a la media nacional y esos resultados distan bastante de los años de escolaridad alcanzados por las regiones I, II, IV y Región Metropolitana que alcanzan un nivel superior a 10 años para el año 1998.

Estos datos hacen visible un problema estratégico para el país y la Región. Sabemos que vivimos un tiempo de cambio rápido y permanente derivado de una revolución científica y tecnológica globalizada que tensiona desigualmente a los países. Es más en cada país sus respectivos subsistemas se ven presionados para adecuar estrategias y métodos realistas que les permitan enfrentar la incertidumbre y reducir la complejidad de la sociedad post moderna. De hecho está forma global que ha asumido la vida societal no está exenta de quiebres y promesas incumplidas, las que han aflorado, por ejemplo, en el campo económico, en el cual se ha comenzado a observar que la economía globalizada impacta negativa y desigualmente en los países y, por tanto, se argumenta la necesidad de realizar cambios en ella (33).

Uno de los sistemas más tensionados para asumir los desafíos de la sociedad global e informatizada y la revolución científica y tecnológica es el sistema educacional.

La educación es una clave fundamental para el progreso de las naciones en la medida que éstas asuman, también, que el crecimiento económico tiene sentido en la medida que impacta y se vincula con el desarrollo humano. Y con ello evitar el seguir presenciando en América Latina una suerte de crecimiento empobrecedor. Parafraseando a Reich (1993), los bienes fundamentales de una nación son hoy la capacidad y la destreza de sus ciudadanos, sus conocimientos, su talento, su capacidad para asimilar los nuevos conocimientos y ponerlos en práctica.

La tensión en el sistema educacional en los países de economía emergentes -como Chile- es evidente; el impacto científico y tecnológico de la última década -para no ir más lejos- ha puesto en jaque las metodologías de enseñanza y los aprendizajes de nuestros estudiantes; el mundo laboral y productivo demanda hoy destrezas y habilidades que obsoletos curriculum no están en condiciones de proveer en un sistema de empleo que avanza hacia cambios estructurales, tanto por la presencia de nuevos tipos de empleo, como por la creciente flexibilidad laboral y las nuevas tecnologías que amenazan con terminar con la clásica concepción que hemos tenido del trabajo.

Un nítido ejemplo de las limitaciones para la competitividad en un mundo globalizado, lo constituye los niveles de escolaridad y capacitación que muestra la fuerza de trabajo de la región de Los Lagos y como tales niveles se correlacionan con bajos salarios. Además, podemos agregar que la Región junto a la Metropolitana, VII y VIII concentran la mayor cantidad de población de 14 a 17 años no incorporada al sistema educativo. Asimismo, la X, VII y IX tienen la más alta proporción de población en este tramo de edad que no asiste a un establecimiento educacional; todo lo cual proyecta serias inequidades económicas y sociales futuras para la población joven que hoy existe en la región.

De acuerdo a CEPAL (34), en América Latina la diferencia de ingresos entre los profesionales y técnicos y los trabajadores de los sectores de baja productividad se elevó de 40% a 60% entre 1990 y 1994. Ha habido un importante incremento de salarios en los trabajadores calificados y un casi imperceptible el aumento en los no calificados. Por ejemplo, en Chile la relación entre el ingreso medio de los trabajadores altamente calificados y los no calificados se elevó de 169% en 1990 a 205% en 1995.

En el marco de la tendencia señalada, cifras que se desprenden de diversos estudios y análisis respecto de la situación educación y capacitación de la fuerza de trabajo y de la población general de la región, indican un estado de situación que está limitando avanzar en forma más dinámica e integral hacia el umbral de un desarrollo regional integral. Lo que sin duda la hace -a la región- muy vulnerable a las tendencias y exigencias que se derivan de un mundo altamente competitivo y tecnológicamente avanzado.

Que duda cabe que la persistencia en la región de una acentuada inequidad en la distribución del ingreso, la existencia de una educación con serios problemas de calidad y una fuerza de trabajo enfrentada a una frágil estabilidad laboral, mal remunerada y con bajos niveles de productividad hacen conspirar cualquier pretensión de lograr en el corto plazo reducir las complejidades de una sociedad global que no detiene sus procesos de complejización y tecnologización y que, sin duda, están impactando día con día el territorio y la población regional.

Por ejemplo, en lo que respecta a escolaridad, la Encuesta Suplementaria de Ingresos de Hogares y Personas de 1996 ( INE) señala que el mayor porcentaje de la fuerza laboral la componen trabajadores con un nivel de enseñanza básica (49%), lo sigue enseñanza media (31%), los profesionales sólo alcanzan a un 8% y aquellas personas con otro tipo de educación (extraeducacional) un 3%.

Cuadro Nº 5 : Número de Ocupados e Ingresos por Nivel educacional

Nivel Educacional

Ambos Sexos

%

TOTAL

Total

360.252

 

142.776

Sin Estudios

8.611

2.39

69.818

Básica y Primaria

175.451

48.7

92.556

Medio y Secundaria

111.775

31.02

146.708

Media Profesional

24.975

6.9

161.855

Universitaria

27.728

7.6

405.739

Fuente: CASEN, 1996

Todo lo anterior se ve reflejado en los ingresos percibidos por la Fuerza de Trabajo. Por ejemplo, en la referida Encuesta Suplementaria de Ingresos se señala que el ingreso medio de los ocupados por sexo es de $ 120.705 para las mujeres y $ 151.062 para los hombres, lo cual contrasta con el ingreso medio nacional para las mujeres de $ 159.701 y $ 264.527 para los hombres.

Se comprueba -una vez más- la preponderancia de la variable educacional no sólo como un medio de movilidad social sino -también- como un claro factor explicativo de mejoramiento de los ingresos. De hecho, la diferencia de ingresos percibidos entre el grupo de trabajadores que presentan una escolaridad de enseñanza media con el grupo profesional es de cuatro veces.

En lo que respecta a la capacitación de la fuerza de trabajo, nos encontramos con una situación igualmente precaria. Dado que sobre una fuerza de trabajo ocupada de 373.960 personas en 1997, sólo se habían capacitado vía franquicia tributaria un total de 18.885 trabajadores, lo que equivale sólo al 5,05% del total nacional, siendo el promedio del país 8,98% (35). La Región con mejores indicadores de capacitación es el II Región, la que alcanzo para 1997 a un 24,11% de su fuerza de trabajo. Sin embargo, la Región de Los Lagos ha presentado una mejoría en los últimos años, pasando de un 3,87% en 1994, a 4,66% en 1995 y a 4,88% en1996. La distribución de los 18.885 capacitados en 1997, por sectores económicos fue la siguiente:

Cuadro Nº6: Distribución de la Capacitación Laboral por Sectores Económicos

Sectores Económicos

Los Lagos

Agricultura, caza y pesca

2.583

Minas, petrol y canteras

167

Industrias manufactureras

2.117

Electricidad, gas, agua

732

Construcción

81

Comercio

1.982

Transp., Almac. y Comm.

764

Finanzas, Seguros, Bienes Inmuebles y Otros

2.836

Servic. Estatal, Sociales, Personales e Inter.

1.148

Empresas que no Espec. Sector Económico

4

Otic

6.471

TOTAL

18.885

Fuente: SENCE, 1997

Hay que agregar que adicionado a los problemas serios a nivel educacional y de ingresos, la región -y ello es una característica nacional- muestra una profunda diferencia en los ingresos percibidos, tanto a nivel de grupos de ocupación como ya se señaló, como entre sexos. Particularmente significativa es la diferencia que se encuentra en el grupo de ocupación profesionales, técnicos y afines. Las mujeres reciben un ingreso promedio de $ 199.152, en cambio los hombres alcanza a $ 395.374. Esta notoria discriminación salarial -a equivalentes niveles educacionales superior- constituye sin duda un fenómeno que debe alertar al sistema social en su conjunto.

La notoria disparidad que presenta la región con los promedios nacionales en materia de ingresos y la marcada discriminación que se observa entre la fuerza de trabajo masculina y femenina, nos permite visualizar uno de los problemas más cruciales que debemos enfrentar como país y región: la desigualdad o concentración en la distribución del ingreso. Que duda cabe que un país y una región que desee realmente mejorar sus niveles de desarrollo humano y superar el circulo de la pobreza, debe acoplar a su crecimiento económico grados crecientes de equidad económica y social a nivel territorial. Esto constituye un desafío de envergadura, pues como afirma Lustig (36), aunque se han identificado muchas políticas para promover el crecimiento, siguen siendo difíciles de encauzar algunas que garanticen la erradicación de la extrema pobreza en un plazo prudente, por ejemplo, quince a veinte años. Además, tal vez no baste con el crecimiento. Si no varía la distribución del ingreso, el ritmo de la reducción de la pobreza podría ser bastante lento, aún en condiciones de crecimiento sostenido.

Un estudio reciente sobre la distribución de ingresos (37) para el año1996, destaca la significativa desigualdad observada a nivel país, donde el primer quintil de la población captura el 3,3% de los ingresos nacionales y, por su parte, el quintil más rico de la población se lleva el 62,2%. Vale decir, el quinto quintil captura un porcentaje del ingreso nacional equivalente a 18,8 veces obtenido por el primer quintil.

Por su parte, la Región de los Lagos presenta una relación similar, donde el primer quintil captura el 3,9% de la riqueza regional, en cambio el quinto quintil se logro obtener el 60,8% del total. En el mismo sentido, ahora sobre la base de la estimación de bienestar y de dominio de regiones sobre otras, la región de Los Lagos es dominada por siete regiones y sólo domina a una. Esto significa que la Región (junto a la IX,VII y IV) exhibe niveles de ingresos promedios, para cada uno de sus déciles, inferiores que los correspondientes de la mayor parte de las regiones del país (38), lo que las hace representar a aquellas a que se caracterizan por los menores niveles de bienestar y una situación crítica en relación a los altos niveles relativos de concentración del ingreso.

Las dificultades que presenta la región en materia de educación y capacitación, productividad de su fuerza de trabajo, ruralidad y condiciones generales de bienestar social permiten suponer que la situación de empleo regional se verá deteriorada -particularmente en la calidad de los mismos- en el futuro, dadas las complejas exigencias e impactos de la globalización económica y desarrollo científico y tecnológico. Como afirma Beck (39) la cantidad de trabajo en la sociedad industrial no sólo disminuye, sino que también el sistema laboral se impregna de nuevos principios organizativos. El tránsito del sistema educativo al laboral se hace inseguro y precario; entre ambos se sitúa una zona gris de sub-ocupación llena de riesgos. En relación a esos síntomas de un cambio de sistema de la sociedad industrial, la planificación profesional del sistema educacional resulta cada vez más un anacronismo.

El desempleo no era -desde la década del ochenta- un problema para la región. Más bien, ha presentado índices bajos, siendo la problemática de fondo los bajos salarios de la fuerza de trabajo derivado del conjunto de factores antes referidos. Sin embargo, en el último año la tendencia respecto del empleo ha sido negativa; aún cuando sigue manteniéndose bajo el promedio nacional.

Las limitaciones que está presentando el mercado laboral afecta en forma más profunda el sector juvenil de la población regional. Sector que presenta una doble exclusión. Por un lado, un número significativo de jóvenes han visto fracturado su continuidad en un sistema educacional que no lo ha preparar para el mundo del trabajo moderno y, por otro, un sistema de trabajo que está modificando sus relaciones laborales (40), que apela cada vez más a la flexibilidad y productividad laboral. De hecho, la Encuesta MORI de 1998 aplicada en la región señala que los problemas más significativos para los habitantes son el desempleo (28%), la estabilidad en el empleo (14%) y los bajos sueldos (14%). Situación que nos muestra los grados de temor e inseguridad que percibe el habitante regional respecto de su presente y de su futuro cercano.

4. Región y Sociedad del Conocimiento

Es de todos aceptados que el factor humano constituye la base estratégica sobre la cual pensar el desarrollo económico y social de la región en las próximas décadas. Una articulación moderna de las políticas públicas con la iniciativa privada -en un contexto de permanente avance en la descentralización política y administrativa del país- debe encontrar en la educación y en la capacitación de punta de la fuerza de trabajo el eje estratégico que permita romper con las históricas disparidades intraregionales que hoy observamos.

No se puede imaginar un futuro competitivo si seguimos teniendo un nivel de escolaridad inferior al promedio del país y si nuestros resultados de calidad de la educación -aún cuando han mejorado en los últimos años- siguen siendo bajos a nivel nacional y distan casi 20 puntos del promedio nacional de los colegios privados.

De igual forma los esfuerzos regionales por capacitar a la fuerza de trabajo -siendo importantes y crecientes- aún resultan insuficientes, ya que lo realizado implica que se capacita cada 19,5 años, cifra que resulta muy por debajo de los 10,9 años del promedio nacional y que esta muy lejos de los 4 años que utilizan países como Japón, Corea o Alemania para capacitar a su mano de obra (41). Todo lo cual impacta en la productividad de la fuerza de trabajo, la que sigue siendo inferior al promedio nacional.

Una señal interesante respecto del potenciar para el futuro la capacidad competitiva de los trabajadores regionales se está dando en el marco de la reforma educacional. Particularmente relevante es el impulso a la educación técnico-profesional y la búsqueda de las pertinencias curriculares que permita a los egresados enfrentar los requerimientos de una empresa regional crecientemente tecnificada y un mercado laboral cada vez más flexible.

Tanto la ejecución del programa de habilitación de establecimientos humanistas científicos en técnicos-profesionales como el de Educación Dual y de otros esfuerzos importantes en esa dirección, pueden abrir sendas innovadoras para re-pensar como potenciamos nuestra competitividad y productividad regional y, a partir de ella vamos rompiendo los círculos de pobreza y altos grados de desigualdad que siguen persistiendo en la región.

Por ahora podemos observar que el comportamiento de la matrícula en enseñanza técnica profesional, para el período 1993-1998 que la participación de este tipo de educación dentro del total de la enseñanza media ha ido evolucionando positivamente. Por ejemplo, para 1993, del total de matriculados en enseñanza media (40.972 alumnos), 14.981 estaban matriculados en enseñanza técnica-profesional, lo cual equivale al 37%. Para 1998 el porcentaje creció al 46% del total de los alumnos de enseñanza media de la región (42).

Son las inversiones nacionales y regionales en educación, así como la formación de recursos humanos que se observa fuera del sistema educativo formal, especialmente en los centros de trabajo, son factores claves para el logro de una región equitativa, pues contribuyen a redistribuir un activo inagotable como es el saber que se incrementa a la vez que se crea.

Este incremento en el saber y la actividad multidisciplinaria han transformado las áreas tradicionales del conocimiento y la producción; esta naturaleza sistémica de la innovación la que lleva a percibir con claridad los vínculos fundamentales entre el sistema generador de conocimientos, y el de producción de bienes y servicios, los cuales resultan ser claves para el éxito económico en el marco de la globalización y de la llamada sociedad del conocimiento. Al respecto, afirma Drucker (43) que en el marco de la revolución global, así como del cambio de los contextos mundiales, parece necesario reconocer como condición de una revolución educativa, el hecho de cada vez más el trabajo productivo en la sociedad y economía actual es aquel que aplica visión, saber y conceptos, por lo que el verdadero capital de las naciones será el tener gente educada entre sus ciudadanos.

Parece pertinente también afirmar que, además de la inversión vital que se debe constantemente hacer en educación, ésta se debe hacer apuntando hacia un verdadero desarrollo humano, esto es, la calidad integral de vida de los habitantes de la región. Las personas son potencial y fin, no sólo un medio para incrementar el PIB. Vale decir, si bien la inversión en la gente aumenta su productividad, esto no significa que las personas sean sólo instrumentos de producción. En definitiva, se trata, como afirma el premio Nobel de Economía (1998) A. Sen, de reconocer a la educación como una necesidad objetiva y universalizable que permita desarrollar capacidades, entendidas como habilidades para alcanzar mejores condiciones de vida, y lograr realizaciones que se expresan en un determinado nivel de logro por parte de los individuos, así como de la sociedad.

De igual manera creemos que la viabilidad de alcanzar grados crecientes de desarrollo humano esta asociada con una verdadera apuesta por profundizar la descentralización del sistema de decisiones estratégicas hacia las regiones, lo cual permita potenciar, flexibilizar, focalizar y eficientar el diseño y ejecución de las políticas públicas y, de esta forma, lograr alianzas estratégicas con el sector productivo y universitario permitiendo direccionar en forma sistémica la estrategia regional de desarrollo.

5. Comentarios Finales

La globalización es un proceso complejo y, por lo tanto, tiene numerosas consecuencias que atañen al bienestar social, a la economía, el medioambiente, a la democracia, al poder de los estados nacionales, a la cuestión nacional, entre otros aspectos.

Se ha ido acumulando evidencia de los impactos que provoca esta sociedad global como la define Ianni (1998). De hecho, sabemos que ha acelerado y profundizado la diferenciación entre países en desarrollo en términos de su capacidad para obtener ventajas de los flujos internacionales de inversiones y comercio. Se ha dividido al mundo en regiones y países que participan en y se benefician de ella y los que no lo hacen. Pero, al mismo tiempo se ha producido una fuerte marginación al interior de los países, incluso prósperos. Como afirman Martin y Schumann (1998), esta marginación al interior de los países consiste esencialmente en la prefiguración de lo que algunos han llamado sociedad 20:80. Esto significa una sociedad en la que el 20% de la población activa basta para mantener en marcha la economía mundial y el 80% restante es población superflua. Es lógico que ese 20% es el que tiene derecho a disfrutar del consumo.

Reflexionando para América Latina, Hopenhayn (1997) sostiene que aquí la vida cotidiana no es equivalente para todos. Nuestros países vivirían el efecto-precariedad y el efecto-provisoriedad. El primero, para los excluidos: aumento de la pobreza, inequidad redistributiva, injusticia social, violencia, inseguridad física, en el empleo y en los ingresos. El segundo, para los integrados: diversificación progresiva del consumo y veloz incorporación de las ventajas del avance tecnológico y movilidad incesante entre emisores y receptores.

Los riesgos son evidentes en estas sociedades que se diferencian -en parte importante- por medio de un dinámico proceso de monetarización. Amplios sectores de la población son excluidos de los beneficios de un sistema altamente demandante de calificación, productividad y tecnología del progreso. Como afirma Hopenhayn, la brecha entre las expectativas y logros se ensancha; se fractura la promesa del desarrollo y, por un tiempo, emerge la democracia como un sucedáneo simbólico de la movilidad social. El quiebre de la movilidad social y de las posibilidades reales de bienestar social hace que los pobres se desmotiven de la democracia. Son las llamadas promesas no cumplidas de la democracia a que se refiere Bobbio.

Los procesos transformistas (44) globales que han sido impulsados en Chile en las últimas dos décadas -atendiendo sus diferencias, estilos y énfasis- han cambiado la configuración del sistema económico, político, cultural y social del país. Ante estas realidades nuestras observaciones deben orientarse a dilucidar los tipos y direccionalidad que tienen tales cambios y, también preguntarnos, respecto si ellos nos han dado mejor calidad de vida, si tenemos realmente una democracia más real que formal, si nuestra cosmovisión cultural se sustenta en la solidaridad por sobre el consumismo, si los avances en inversiones públicas y privadas han permitido construir un país de oportunidades para todos y con más equidad; si los esfuerzos por producir más y mejor tiene como eje articulador el desarrollo sustentable. En definitiva, se trata de volver a preguntarnos por el proyecto de país y de región que queremos para el próximo siglo.

Las observaciones que aquí hemos realizado -si se quiere muy globales- en torno a la Región de Los Lagos nos permiten advertir sobre la doble cara de una modernidad que sigue estando en una situación inacabada: por un lado sectores altamente internacionalizados con positivas expectativas de futuro y, por otro, grandes mayorías que presentan desventajas para acceder a los beneficios del crecimiento económico que ha mostrado el país en los años recientes.

Es cierto que importantes sectores sociales han ido superando sus precariedades de pobreza apoyados por una sistemática acción pública. No obstante, el fantasma de la inequidad y los efectos de una brecha social y económica creciente amenaza con poner freno a importantes iniciativas que buscan posibilitar la integración social de la población regional. Asimismo, las repercusiones de la llamada primera crisis de la economía global , asociada a una significativa inestabilidad del sistema financiero internacional (45), ha permitido ver en toda su magnitud las debilidades que presenta el modelo de desarrollo en marcha. El creciente desempleo, la falta del protección al trabajador cesante, la alarmante desocupación juvenil, la fragilidad de la competitividad de muchas empresas para enfrentar los riesgos de los mercados abiertos, las limitaciones del Estado para articular y regular medidas de fondo, son señales inquietantes que deben obligar a la revisión de muchos supuestos del modelo que en tiempo de crecimiento no parecían relevantes.

Probablemente es tiempo de asumir nuevas orientaciones (46) y acercar posiciones hacia un modelo de desarrollo que pueda compatibilizar globalización, crecimiento económico y desarrollo humano. Donde se pueda transformar la ética en un bien social, redefiniendo las base éticas de la sociedad y de la economía, donde el desarrollo humano, sea la etapa superior del desarrollo económico.

Bibliografía

Arrau, Alfonso. Sociología de la Modernización del Estado y Relaciones Laborales en Chile. Revista de Sociología, Nº 11 - 12, volumen doble, 1997 - 1998, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.

Beriain, Josexto. Las consecuencias perversas de la Modernidad. Ed. Anthropos, España, 1996.

Beck, Ulrich. Teoría de la modernización reflexiva. En Las Consecuencias perversas de la modernidad. J. Beriain (editor), Anthropos, 1996,

Boisier, Sergio. Lira, Luis, El subdesarrollo comienza al Sur. Estudios Sociales, Nº 89 /trimentre 3/ 1996

CEPAL. La brecha de la Equidad. América Latina y el caribe y la Cumbre Social. Santiago, 1997

Cobb, R y Ross,J. En Agenda Building as a Comparative Political Process. En The American Political Science Review, Vol.70.Nº 1, 1976.

Drucker, Peter. La sociedad post-capitalista, Ed. Sudamericana,Buenos Aires, 1993.

Fukuyama, Francis. El comienzo de la distribución. Entrevista, sección Reportajes, La Tercera, enero 31, 1999.

Giddens, A. Modernity and self - Identity.Polity Press, London, 1991.

Giddens, A. Las consecuencias de la modernidad, Alianza Editorial, Madrid, 1993.

Giddens, A. Mundialización y Ciudadanía. Conferencia en Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, Ginebra, Suiza, 1996.

Gobierno Regional de Los Lagos. Departamento Social y Municipalidades, Memoria Anual, Puerto Montt, 1998.

Gobierno Regional de Los Lagos. Sistema de Estratificación socias CAS - 2, Documento Interno, Región de Los Lagos, 1998.

Hardy, Clarisa. Igualdad, Oportunidad e Integración social. Foro de Desarrollo Productivo, Ministerio de Economía, Proyecto Agenda 2010, 1998

Ianni, Octavio. La sociedad Global. Editorial Siglo XXI, México, 1998

Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Censo de 1992, Santiago de Chile.

Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Ingresos de Hogares y Personas 1996. Encuesta suplementaria de Ingresos, Santiago, 1996.

Luhmann, Niklas. Teoría de la Sociedad, Editorial Universidad Iberoamericana, México, 1993.

Lustig, Nora. Pobreza y desigualdad : un desafío que perdura.. Revista de la CEPAL, Número extraordinario, Santiago de Chile,1998.

Maira, Luis. Superando la pobreza. Construyendo la equidad, MIDEPLAN,1996.

Martin, Hans-Peter y Harald Schumann. La trampa de la globalización. El ataque contra la democracia y el bienestar, Taurus, Madrid, 1998

Matus, Carlos. Adiós Señor Presidente, LOM Ediciones, Santiago, 1998

MIDEPLAN. Desigualdad de ingresos y bienestar 1990 - 1996. Análisis comparativo desde un enfoque nacional / regional, Serie Regional, enero, 1999.

MIDEPLAN. Pobreza y Distribución del Ingreso en Chile. Resultados de la VII Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN 1998), Junio de 1999.

MIDEPLAN. Balance de la Política Social, Santiago de Chile, 1995

MIDEPLAN. Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) de 1996. Santiago, 1996

MIDEPLAN. Resultados Encuesta CASEN 1998, Documento Nº5 Situación de la Educación en Chile, División Social, 1999.

Ministerio de Economía. Descripción Económica Productiva de la Región de los Lagos, Unidad Regional, junio, 1999,

Moulian, Tomás. Chile Actual. Anatomía de un mito. Colección sin norte, Arcis Universidad, Serie Punto de Fuga, editores, Santiago, 1997.

MORI. Anhelos, Perspectivas y Visión de Futuro de los habitantes de la X Región., Puerto Montt, enero de 1999.

Porter, Michael. The competitive Advantage of nations, Free Press, Nueva York, 1990.

PNUD. Las Paradojas de la Modernización, Santiago de Chile, Marzo, 1998.

PNUD. Desarrollo Humano en Chile, Santiago de Chile, 1996.

Secretaria Ministerial de Economía. Región de Los Lagos, Boletín Económico, Nº2 y 3 1998 y 1999.

Secretaría de Comunicación y Cultura. Ministerio Secretaria General de Gobierno, Región de Los Lagos. Gestión Pública 1994 - 1998., Santiago, febrero de 1999.

SUBDERE. Resultados del informe de Competividad regional. Región de Los Lagos, enero de 1999.

SENCE. Boletín Estadístico 1997, Santiago, Chile.

SERPLAC REGION DE LOS LAGOS. Situación Actual y perspectivas de la Región de Los Lagos, Puerto Montt, 1995

SERPLAC REGION DE LOS LAGOS. Características de la Educación Técnico - profesional en la Región de Los Lagos. Documento Interno de Trabajo, Borrador, abril de 1999.

SERPLAC REGION DE LOS LAGOS. Estrategia de Desarrollo Regional, Puerto Montt, 1995.

Soros, G. La crisis del capitalismo global. Plaza y Janés Editores, 1998

Vuskovics, Pedro. La crisis en América Latina, Siglo XXI editores, México, 1990

Notas

  1. Anthony Giddens,Sociólogo. Director de la London School of Economics and Political Science. Conferencia pronunciada el 21 de mayo de 1998 en la Fundación Trías Fargas.
  2. Luhmann, Niklas, Teoría de la Sociedad, Ed. Universidad Iberoamericana, México, 1993.
  3. Beriain, Josexto Las consecuencias perversas de la Modernidad. Ed. Anthropos, España, 1996.
  4. Este término es uno de los más usados en los últimos años, no obstante su conceptualización es más bien vaga y confusa. A lo menos encontramos dos posiciones antagónicas que revelan la falta de claridad para saber exactamente de que estamos hablando. Una de ellas es la que se ha denominado como la de los "hiperglobalizadores" representada por autores como Kinichi Ohmae ( The Borderless World y The End of the Nation State, por ejemplo), Por su parte, están los "escépticos de la globalización ", que encuentran un referente importante en la obra de Paul Hirst y Grahame Thompson " Globalization in question", en opinión de éstos autores, si se examinan las estadísticas sobre comercio mundial, se advierte que la globalización se había desarrollado mucho más a la vuelta del siglo que ahora. En este trabajo el concepto de globalización asume el sentido dado por A. Giddens ( 1999) para quien hoy nos encontramos al principio de dicho proceso, el cual tiene numerosas causas; y por tanto, no debe comprenderse tan sólo como un concepto económico ni que va en una sola dirección. " tiene consecuencias muy distintas según sea la ubicación geográfica mundial de que se trate. En otras palabras es un proceso sumamente contradictorio. No se refiere solamente a la fragmentación social: yo lo veo más bien como una sacudida de las instituciones en la cual se generan algunas formas nuevas de integración que coexisten con formas nuevas de fragmentación"
  5. PNUD, Las Paradojas de la Modernización, , Santiago de Chile, Marzo, 1998.
  6. El concepto de agenda pública se entiende el sentido dado por Cobb, R y Ross,J en Agend Building as a Comparative Political Process. En The American Political Science Review, Vol.70.Nº 1, 1976.
  7. La estrategia que configura la política social se denomino Crecimiento con Equidad. supone que si bien el crecimiento económico es una condición importante para avanzar en los mejoramientos globales del país; el Estado no puede eludir su responsabilidad en la formulación e implementación de políticas en áreas vitales para el desarrollo nacional como es la modernización productiva, la equidad social y territorial y la sustentabilidad ambiental, no resueltas por el mercado - señaló un conjunto de principios orientadores para el diseño, puesta en practica y logros de metas de la política social para la presente década.
  8. Vuskovics, Pedro, La crisis en América Latina, Siglo XXI editores, México, 1990.
  9. Op.cit, 1998, 9.24.
  10. Bosier, Sergio. Lira, Luis, El subdesarrollo comienza al Sur. Estudios Sociales, Nº 89 /trimentre 3/ 1996.
  11. Ministerio de Economia, Descripción económica productiva de la Región de Los Lagos, Documento preliminar, Junio de 1999.
  12. Secretaria Ministerial de Economía Región de Los Lagos, Boletín Económico, 1998.
  13. Banco Central, 1995, tomado del Boletin. Nº. 3, Seremi Economía, Región de los Lagos, 1999.
  14. Ministerio de Economía, op.cit, 1999, p. 7.
  15. Instituto Nacional de Estadísticas (INE) Censo ,Santiago de Chile, 1993.
  16. Fukuyama, Francis, El comienzo de la distribución. Entrevista, sección Reportajes, La Tercera, enero 31, 1999.
  17. Giddens, A, Modernity and self - Identity.Polity Press, London, 1991.
  18. MIDEPLAN - SUBDERE, Balance Social, Santiago de Chile, 1996.
  19. El concepto de tecno - político se utiliza en el sentido que le da C. Matus; ver Adios Señor Presidente, LOM Ediciones, Santiago, 1998.
  20. A la fecha SERPLAC está realizando un esfuerzo por actualizar la Estrategia Regional. Sin embargo, hay que señalar que no existe un acabado análisis respecto al rol - si lo tuvo - de este instrumento para mediatizar las decisiones regionales de mediano y largo plazo. La estrategia que se elaboro en 1995 no estuvo exenta de problemas en su diseño y posterior transformación en programas estratégicos; por ello se requiere contar con una seria evaluación del sistema de gestión pública regional. En consecuencia, si bien es relevante actualizar los instrumentos de planificación, ésta acción debe ir acompañada de una reflexión colectivo respecto a las limitaciones que existen en el sector público para generar rupturas significativas en las lógicas sectoriales, tanto de inversión, como de tomas de decisiones políticos - administrativas. De igual manera, nos parece que el actual escenario de finales de un sexenio presenta complicaciones adicionales para potenciar un instrumento de esta naturaleza y concordar un proyecto - región. La escasa participación de los actores regionales más relevantes en su actualización pone dudas sobre la oportunidad en que este trabajo se lleva a cabo. En el ámbito de la planificación comunal, no se presentan avances sustantivos en la elaboración de los planes de desarrollo (PLADECOS), ya que un número importante de municipios de la región aún no han elaborado estos importantes instrumentos para la toma de decisiones estratégicas. Hay que recordar que la elaboración de estos planes es una exigencia legal para los gobiernos comunales.
  21. Secretaría de Comunicación y Cultura, Ministerio Secretaria General de Gobierno, Región de Los Lagos. Gestión Pública 1994 - 1998., Santiago, febrero de 1999, p.14.
  22. Gobierno Regional, Departamento Social y Municipalidades, Memoria Anual, Puerto Montt, 1998.
  23. MIDEPLAN, Pobreza y Distribución del Ingreso en Chile. Resultados de la VII Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN 1998), Junio de 1999.
  24. Gobierno Regional, Sistema de Estratificación socias CAS - 2, Región de Los Lagos, 1998.
  25. SERPLAC REGION DE LOS LAGOS, Situación Actual y perspectivas de la Región de Los Lagos, Puerto Montt, 1995, p. 63 yss.
  26. PNUD, Desarrollo Humano en Chile, Santiago de Chile, 1996.p. 72 y ss.
  27. Op. Cit, 1999, p. 29
  28. op. cit,, SUBDERE;1999
  29. La cobertura alcanzada en 1990 apenas llegaba al 0,5 % de la población preescolar de 0 a 2 años y a l 18.4 % para la correspondiente al grupo de 3 a 5 años. La cifra actual alcanza a un 2,1 % y 32,9 % respectivamente. Cifras que señalan la magnitud del avance, pero que muestran, al mismo tiempo, el desafío pendiente.
  30. Op.cit. Ministerio de Economía, junio, 199, p.5
  31. Hardy, Clarisa, Igualdad, Oportunidad e Integración social.Foro de Desarrollo Productivo, Ministerio de Economía, Proyecto Agenda 2010, 1998, p.8.
  32. Mideplan, Resultados ENCUESTA CASEN 1998, Documento Nº 5, Situación de la Educación en Chile, División Social, 1999.
  33. Soros, G, La crisis del capitalismo global. Plaza y Janés Editores, 1998.
  34. CEPAL La brecha de la Equidad. América Latina y el caribe y la Cumbre Social. Santiago, 1997.
  35. SENCE, Boletín Estadístico, Santiago de Chile, 1997.
  36. Lustig; Nora, Pobreza y desigualdad : un desafío que perdura.. Revista de la CEPAL, Número extraordinario, 1998.
  37. MIDEPLAN, Desigualdad de ingresos y bienestar 1990 - 1996. Análisis comparativo desde un enfoque nacional / regional, Serie Regional, enero, 1999.
  38. Op.cit,1999, p. 48.
  39. Beck, Ulrich, op. Cit, 1998.
  40. Para un análisis de la relaciones laborales y sus enfoques teóricos actuales, ver : Sociología de la Modernización del Estado y Relaciones laborales en Chile. Revista de Sociología, Nº 11 - 12, volumen doble, 1997 - 1998, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.
  41. Ministerio de Economía, Descripción Económica Productiva de la Región de los Lagos, Unidad Regional, junio, 1999, p.22.
  42. SERPLAC REGION DE LOS LAGOS, Características de la Educación Técnico - profesional en la Región de Los Lagos. Documento Interno de Trabajo, Borrador, abril de 1999.
  43. Drucker; Peter, La sociedad post-capitalista. Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1993.
  44. Moulian, Tomás, El mito de Chile, Ed. Colección sin Norte, Arcis, Lom, Santiago, 1997.
  45. Soros, George, op. cit, 1998, p.167.
  46. En el plano intelectual y política las nuevas orientaciones sobre estos aspectos la está englobando la denominada "Tercera Vía". El principal impulsor político es el primer ministro laborista británico Tony Blair y, la figura intelectual de fondo de la propuesta es el destacado sociólogo Anthony Giddens.